La Tercera Guerra Mundial ya ha
comenzado. Y esta vez el “enemigo” está en todas partes. Es la Guerra contra el
Clima: todo un sistema que se ha vuelto loco -basado en el crecimiento insostenible,
las energías fósiles, la extracción de recursos naturales y la distribución
enormemente injusta y discriminatoria de la riqueza- provocando una destrucción
que potencialmente está a la mayor escala que jamás haya ocurrido. No sólo es
devastador para el medio ambiente, sino que está creando enormes injusticias,
pobreza climática y una ausencia de futuro. Estamos en una crisis sistémica y
necesitamos alternativas sistémicas para salir de ella.
Este año, 2018, terminó con algunos
eventos contrastantes. Por un lado, la COP24 en Polonia, que finalizó casi sin
avances en relación con el Acuerdo de París para el Clima de 2015. Por otro
lado, cada vez más ciudadanxs organizadxs (así como muchxs que no están
acostumbradxs a ser “activistas”) han comenzado a “rebelarse” y a “construir
alternativas” de diferentes maneras en todo el planeta.
Como resume el Guardián, “según los
objetivos actuales, el mundo se dirige hacia un 3°C de calentamiento con
respecto a los niveles preindustriales, lo que, según los científicos, sería
desastroso, con un resultado de sequías, inundaciones, subidas del nivel del
mar y la disminución de la productividad agrícola”. El Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC), hace dos meses, emitió un informe
advirtiendo que permitir que el calentamiento alcance los 1,5°C ya sería
extremadamente peligroso.
Se trata de un gran fracaso de nuestros
gobiernos y de su modelo de crecimiento económico basado en el mercado, contra
el que tenemos que reaccionar con firmeza. “Somos la última generación que
puede salvar el planeta” fue el lema de la campaña Alternatiba de este año. ¡Es
hora de contraatacar! Debemos aumentar nuestro nivel de resistencia y de
propuestas concretas para otro sistema económico, plural y transformador.
Esto es lo que propone el Foro Social
Mundial de las Economías Transformadoras, que se está haciendo realidad también
gracias a los miembros de RIPESS. Las personas que trabajan en los Comunes y la
producción entre pares / la gestión comunitaria, en el enfoque EcoFeminista, en
la Agroecología y la soberanía alimentaria/ producción y consumo relocalizados,
en la Economía Social Solidaria (con todas sus diferentes prácticas) y en otros
movimientos de Transición se están uniendo para trabajar en una Agenda común
hacia el cambio sistémico.
Sin embargo, debemos avanzar y abrirnos
también a otros movimientos ciudadanos emergentes, como los de las personas que
se han manifestado con chalecos amarillos en las calles de Francia, o los
trabajadores precarios, muchos de los cuales son de las generaciones más
jóvenes, conscientes del futuro que tendrán que (re)construir. O refugiados y
migrantes, y toda la economía de la diáspora que han construido para
sobrevivir.
Las elecciones del Parlamento Europeo se
celebrarán en mayo del año que viene, 2019. Podemos hacer nuestra parte para
decir lo que queremos para Europa. Cómo Europa puede fomentar una economía y
una sociedad positivas y dejar de subvencionar y promover un sistema basado en
la deuda, competitivo y destructivo. El pilar social europeo aprobado este año
va en la dirección correcta, pero sin duda no es suficiente.
Necesitamos unir fuerzas ahora más que
nunca para cambiar el imaginario de la gente y mostrar que todavía hay
esperanza en nuestras comunidades, aunque hay poderosos movimientos
reaccionarios y no queda tanto tiempo. No es nada fácil, pero como demuestran
las iniciativas ilustradas aquí (que son sólo una pequeña parte de muchas más),
es definitivamente posible.
[Jason Nardi – delegado general RIPESS Europa
]
PD: Y por supuesto, nuestros mejores deseos para las
fiestas y para el Año Nuevo!
Fuente